domingo, 24 de agosto de 2008

Vacaciones cinematográficas

Bueno, les cuento... Siempre me ha gustado el cine. Intento ver de todo, oir de todo, conocer de todo, porque no me gusta ser ignorante. Me gusta aprender. Investigo y me quito dudas de casi todo lo que no sé. Así hago también con los idiomas, me gusta aprender idiomas para luego salir y hablarlos y que me hablen, claro, uno aprende muchísimo de otras culturas, creanme. En fin, lo que quería contarles es de mi ahora palpitante obcesión por el cine. He tenido mucho tiempo libre (de más), y quise ocuparlo en algo. No pudo ser la música, no sé por qué, pero ella no brilló en esta época (no significa que ella no deje de ser una ambición para mí), tampoco la pintura ni la literatura, aunque ultimamente he estado bastante imerso en ella. Que se hayan ausentado no significa que he dejado de sentir placer con estas artes, sólo que estos meses (desde que terminé mi segundo año de mi carrera) el cine se reveló ante mí, y comenzó a drogarme cada vez más y me volví narcodependiente de él.
Comencé a conocer gente, o mejor dicho, el trabajo de algunas personas, y aprendí de ellos, tanto que me siento como un catador de cine. No me gusta la palabra "crítico". Siento que el crítico comenta peliculas porque es su trabajo, en cambio creo más apropiada la palabra catador (aunque catador sea también un trabajo), qué marico sonó eso jejeje. Sí, así como los que toman vino. ¿Por qué? Porque me gusta probar, oler, saborear y disfrutar una copa de vino, así como el meollo de una pelicula.
Creo que debo corregirme por haber usado esas palabras, además de que suenan un poco trilladas siento que no se adaptan totalmente a lo que quiero decir. No soy un crítico ni un catador. Debería existir una profesión para aquella persona que ve cine no para criticarlo sino para guardarselo para sí mismo y usarlo como reflexión de la vida. Verga jajaja me dió risa eso, siento que salió de un comentario de un libro de Paulo Coelho, hablando de Coelho ¿Sabían que Coelho significa Conejo en portugués? así que cuidado con tio "Pablo Conejo" jejeje.
Ok, volviendo, el cine, Mierda, no tienen idea del placer que he sentido, es casi orgásmico, me he metido en la mente de muchas personas y les manoseo su cerebro, lo levanto con una pinza y veo qué tienen, así como si fuera algo maravilloso que no queremos estropear ni ensuciar. He visto cómo se sentiría estar en el cuerpo de una persona por 15 minutos; qué hace un alemán que lleva la aspirina a Brasil durante la segunda guerra mundial; qué hace un guionista cuando lo mandan a hacer una adaptación de un libro sobre orquideas; y pare usted de contar de todas las otras cosas que he vivido. ¿A qué quiero llegar con esto? Qué, coño, vean peliculas y alejense de Hollywood, porque fuera de allí es donde están las mejores, las más jugosas listas para ser vistas por ustedes, les va a cambiar la mente. El cine se mete en tu corteza cerebral y hace estragos con ella. Lo que todos necesitamos una buena sacudida jejeje
Para acabar les dejo mis últimas recomendaciones:
  • Ethernal sunshine of a spotless mind (mi pelicula favorita)
  • Being John Malcovich
  • Adaptation
  • Amelie
  • Trainspotting
  • Requiem for a dream
  • Hedwig and the angry inch
  • Irreversible
  • Big Fish
  • Babel
  • Magnolia
  • Cidade de Deus
  • El baño del papa
  • 1984
  • Goodbye Lenin
  • Fear and loathing in Las Vegas
  • Brazil
  • etc, etc, etc...
Faltan muchas más, pero deben conseguírselas por la via jejeje
Ironicamente les nombré algunas peliculas holibudences (o hollywoodences, o jolibudences, o como sea), no todo Hollywood es malo, pero hay que ver bien: entar en el cuarto encender la luz y ver con una lupa.

sábado, 26 de julio de 2008

Entrada importada

Reportaje de radio de una canción magnífica

Y acaba de sonar la conocida canción Aguas de marzo, por Elis Regina y Tom Jobim. Esta canción tiene mucha importancia para la historia musical debido a que es la canción más versionada de la historia.

Además de que se explican muchas tradiciones y hechos típicos de la cultura brasileña. Al momento de componerla la idea de Elis Regina y de Tom Jobim era hacer que la canción sonase como un río o, mejor dicho, como las aguas que bajan de las montañas después de las lluvias de marzo, he allí el origen del nombre.

Toda la rítmica y la melodía fueron hechas para que sonara como una caída. Por ejemplo la melodía mientras va avanzando la canción se va poniendo cada vez más y más grave, y la letra dice todas las cosas que se lleva el río, como una piedra, un sapo, unos palos, el barro y muchas cosas más. Al final los cantantes se juntan a la armonía y empiezan a bajar con ella.

Por eso es una música muy bella, de verdad que ellos eran unos genios musicales. Pero bueno amigos, ya se nos ha acabado el tiempo pero seguiremos con ustedes la próxima semana con más de su programa “Lusofonia”. Muchas gracias a todos los oyentes y hasta la próxima semana!

martes, 13 de mayo de 2008

domingo, 11 de mayo de 2008

Creo que "regalo del día de la madre"

Gloria a mi madre
Gloria a mi hermana
Y a mi padre mi mismo nombre

sábado, 26 de abril de 2008

jueves, 17 de abril de 2008

Tercer día sin ver TV

ya van tres y parecen una eternidad. Mis manos me tiemblan y sienten la necesidad de agarrar de nuevo ese cruel aparato, pero no consiguen hacerlo porque el Quijote me salva. Si sigo así mi cerebro vivirá unos 4 días más y podré compartir un montón de cosas con alguién culto. Sí, ahora leo, chao TV. No sabía cuán acostumbrado (por no decir adicto) a la TV es el ser humano. Nos desesperamos si no sabemos que le ocurrió a Cosmo cuando Timmy pidió que las cucarachas hablasen, o si no sabemos que le pasará a Jerry si sigue saliendo con aquella mujer obstinada.
En fin, mi divorcio con la TV se debe a la uni, que no me ha dejado tiempo de aunque sea entretener mis ojos unos minutos. Pero estoy feliz, quisiera no tener TV, o, sino sólo para ver DVDs (por eso era tan feliz en Brasil). Es tan raro escuchar a alguien decir: "Yo no tengo Televisión", wow! Pareciera que las necesidades básicas del hombre fuesen: ver televisión, comer y dormir (hasta nos quita tiempo para tirar). Así que cuando me pregunten: ¿Qué hiciste hoy?, puedo decir con orgullo: Hoy no vi TV.

martes, 19 de febrero de 2008

Uma Galinha

Clarice Lispector


Era uma galinha de domingo. Ainda viva porque não passava de nove horas da manhã.

Parecia calma. Desde sábado encolhera-se num canto da cozinha. Não olhava para ninguém, ninguém olhava para ela. Mesmo quando a escolheram, apalpando sua intimidade com indiferença, não souberam dizer se era gorda ou magra. Nunca se adivinharia nela um anseio.

Foi pois uma surpresa quando a viram abrir as asas de curto vôo, inchar o peito e, em dois ou três lances, alcançar a murada do terraço. Um instante ainda vacilou — o tempo da cozinheira dar um grito — e em breve estava no terraço do vizinho, de onde, em outro vôo desajeitado, alcançou um telhado. Lá ficou em adorno deslocado, hesitando ora num, ora noutro pé. A família foi chamada com urgência e consternada viu o almoço junto de uma chaminé. O dono da casa, lembrando-se da dupla necessidade de fazer esporadicamente algum esporte e de almoçar, vestiu radiante um calção de banho e resolveu seguir o itinerário da galinha: em pulos cautelosos alcançou o telhado onde esta, hesitante e trêmula, escolhia com urgência outro rumo. A perseguição tornou-se mais intensa. De telhado a telhado foi percorrido mais de um quarteirão da rua. Pouco afeita a uma luta mais selvagem pela vida, a galinha tinha que decidir por si mesma os caminhos a tomar, sem nenhum auxílio de sua raça. O rapaz, porém, era um caçador adormecido. E por mais ínfima que fosse a presa o grito de conquista havia soado.

Sozinha no mundo, sem pai nem mãe, ela corria, arfava, muda, concentrada. Às vezes, na fuga, pairava ofegante num beiral de telhado e enquanto o rapaz galgava outros com dificuldade tinha tempo de se refazer por um momento. E então parecia tão livre.

Estúpida, tímida e livre. Não vitoriosa como seria um galo em fuga. Que é que havia nas suas vísceras que fazia dela um ser? A galinha é um ser. É verdade que não se pode­ria contar com ela para nada. Nem ela própria contava consigo, como o galo crê na sua crista. Sua única vantagem é que havia tantas galinhas que morrendo uma surgiria no mesmo instante outra tão igual como se fora a mesma.

Afinal, numa das vezes em que parou para gozar sua fuga, o rapaz alcançou-a. Entre gritos e penas, ela foi presa. Em seguida carregada em triunfo por uma asa através das telhas e pousada no chão da cozinha com certa violência. Ainda tonta, sacudiu-se um pouco, em cacarejos roucos e indecisos. Foi então que aconteceu. De pura afobação a galinha pôs um ovo. Surpreendida, exausta. Talvez fosse prematuro. Mas logo depois, nascida que fora para a maternidade, pare­cia uma velha mãe habituada. Sentou-se sobre o ovo e assim ficou, respirando, abotoando e desabotoando os olhos. Seu coração, tão pequeno num prato, solevava e abaixava as penas, enchendo de tepidez aquilo que nunca passaria de um ovo. Só a menina estava perto e assistiu a tudo estarrecida. Mal porém conseguiu desvencilhar-se do acontecimento, despregou-se do chão e saiu aos gritos:

— Mamãe, mamãe, não mate mais a galinha, ela pôs um ovo! ela quer o nosso bem!

Todos correram de novo à cozinha e rodearam mudos a jovem parturiente. Esquentando seu filho, esta não era nem suave nem arisca, nem alegre, nem triste, não era nada, era uma galinha. O que não sugeria nenhum sentimento especial. O pai, a mãe e a filha olhavam já há algum tempo, sem propriamente um pensamento qualquer. Nunca ninguém acariciou uma cabeça de galinha. O pai afinal decidiu-se com certa brusquidão:

— Se você mandar matar esta galinha nunca mais comerei galinha na minha vida!

— Eu também! jurou a menina com ardor. A mãe, cansada, deu de ombros.

Inconsciente da vida que lhe fora entregue, a galinha passou a morar com a família. A menina, de volta do colégio, jogava a pasta longe sem interromper a corrida para a cozinha. O pai de vez em quando ainda se lembrava: "E dizer que a obriguei a correr naquele estado!" A galinha tornara-se a rainha da casa. Todos, menos ela, o sabiam. Continuou entre a cozinha e o terraço dos fundos, usando suas duas capacidades: a de apatia e a do sobressalto.

Mas quando todos estavam quietos na casa e pareciam tê-la esquecido, enchia-se de uma pequena coragem, resquícios da grande fuga — e circulava pelo ladrilho, o corpo avançando atrás da cabeça, pausado como num campo, embora a pequena cabeça a traísse: mexendo-se rápida e vibrátil, com o velho susto de sua espécie já mecanizado.

Uma vez ou outra, sempre mais raramente, lembrava de novo a galinha que se recortara contra o ar à beira do telhado, prestes a anunciar. Nesses momentos enchia os pulmões com o ar impuro da cozinha e, se fosse dado às fêmeas cantar, ela não cantaria mas ficaria muito mais contente. Embora nem nesses instantes a expressão de sua vazia cabeça se alterasse. Na fuga, no descanso, quando deu à luz ou bicando milho — era uma cabeça de galinha, a mesma que fora desenhada no começo dos séculos.

Até que um dia mataram-na, comeram-na e passaram-se anos.


Texto extraído do livro “
Laços de Família”, Editora Rocco — Rio de Janeiro, 1998, pág. 30. Selecionado por Ítalo Moriconi, figura na publicação “Os Cem Melhores Contos Brasileiros do Século”.

Este é um conto que que gostei muito e a pessoa que o deu sempre vai ser bastante especial pra mim... Obrigado

martes, 12 de febrero de 2008

miércoles, 6 de febrero de 2008

El Niño y el Adulto: lo que Disfruto y lo que me es Útil

“Las personas mayores no entienden nada por sí solas y es agotador para los niños tener que estar dándoles explicaciones una y otra vez”, así piensan los niños cuando hablan con un adulto, ellos sienten que no son escuchados porque a las personas mayores no les interesan pensamientos infantiles. Este es un gran tema que nos relata Antoine de Saint-Exupéry en su maravilloso cuento El Principito: El niño interior. Desde el comienzo de la historia Antonie expone este tema con frecuencia, de hecho, lo observamos claramente en su dedicatoria, por estar escrita a una persona muy particular, su amigo Leon Werth cuando era niño.

Esta historia ha obtenido numerosos premios y reconocimientos por ser un relato tan único. Nos cuenta la travesía o “encuentro” de dos personajes: El Aviador y el Principito.

Comienza con la infancia del Aviador, cuando él inicia su especial desagrado por las personas mayores, o, como nos dice Tomás Caldera en su ensayo filosófico sobre este relato: el Aviador “había descubierto desde muy temprano, a través de sus primeros intentos como (frustrado) artista plástico, que los adultos son serios” porque no sabían distinguir una boa de un sombrero. El Aviador crece y decide aprender a pilotar aviones, pero su niño interior siempre está presente. Un día, el Aviador cuando realizaba un viaje, se le avería el avión y se estrella en el desierto de África. Él se ve obligado a reparar el avión con sus manos porque no poseía tripulación alguna y sólo tiene provisiones para 8 días, en ese instante es cuando se produce el primer encuentro. El Aviador oye una voz, “¡Dibújame un cordero!”, que provenía del Principito. Desde ese momento el Principito empieza a contar la travesía que había hecho hasta llegar a encontrase con el Aviador, el pequeño niño cuenta la historia de su asteroide, los baobabs, su preciada pero mal entendida flor y de los numerosos personajes y planetas que conoce durante su recorrido hasta llegar a la tierra, donde conoce a un zorro que le enseña algo muy preciado que lo ayudará en su vida: a domesticar. Luego el principito siente que su objetivo en la tierra se ha cumplido y que ha aprendido lo suficiente para volver a su asteroide de origen y reencontrarse con su flor, se dirige a el sitio donde llegó y cae tendido en el suelo, abandona su cuerpo porque es muy pesado para viajar con él.

El Principito, a lo largo de su historia, visita varios planetas y cada uno con un personaje muy especial, cada uno de ellos representa una faceta de los adultos, y también representan los pensamientos superficiales de los mayores, el Rey, el Vanidoso, el Borracho –que bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber– el Farolero, el Geógrafo, y, en nuestro parecer el más representativo, el Hombre de Negocios –que poseía estrellas, sólo para contarlas una y otra vez –, todos estos personajes son para el Principito “personas muy extrañas” porque todos piensan como mayores, en el Principito sólo veían a alguien que podía representar una labor como un súbdito, un admirador, una molestia y sólo en el Farolero, el Principito se vio como un amigo, pero su planeta era muy pequeño para dos personas.

Golf, corbatas, política y números ¿A un niño le interesaría esos temas? Cuando uno es niño, nuestros sentidos y nuestra forma de percibir el mundo es muy diferente de cuando se es adulto, los niños tienden a observar todo más allá de lo superficial y útil, sus mentes aún no han sido “contaminadas” por la madurez. El infante disfrutará de su mundo y de lo que lo rodea, además de que lo verá como un patio de juegos. Este niño es representado por el Principito, él es el candor y el querer saber, porque el pequeño príncipe nunca deja una pregunta sin respuesta, él perseverará hasta solucionarla, mas él no es incrédulo, un ejemplo de esto lo tenemos cuando él le pregunta al aviador ¿Por qué las flores tienen espinas?, y el aviador responde para salir del paso que las espinas no sirven para nada, sin embargo el Principito no hace caso de tal enunciado y lo replica acusándolo de ser una persona seria.

Podemos decir que el niño es un diamante en bruto que todavía no ha sido procesado por la sociedad o por las necesidades más allá de hambre, sed y la recreación, él es la inocencia del hombre, como nos dice Rabindranath Tagore en El cartero del Rey:

“…en horas de ocio o de extrema congoja veíamos con superlativa sorpresa que de lo más hondo de nuestra persona salía nuestro verdadero yo y que este yo era un niño, un niño incorregible, un pequeño cazador de mariposas, voluntarioso e indomesticable, que siempre esperaba lo absurdo…”


Esto “absurdo” es lo puro que es innecesario de apreciar por la gente seria, en cambio los infantes perciben todo de otra forma, ellos no verán un sombrero –que simboliza lo útil– sino una boa que se ha tragado un elefante.

Por otro lado está lo banal que ven los adultos, ellos viven en su mundo de cifras, porcentajes, política y sombreros, que simbolizan lo útil, o, retomando a Caldera: “son incapaces de comprender lo que se encuentra más allá de una inmediata dimensión de utilidad”. Sin embargo, el niño puede seguir durante toda la vida de un ser, es decir, nunca crecer y permanecer con el adulto, que es el caso del aviador, debido a que la gente mayor destruyó su sueño de convertirse en artista y su niño interior quedó resentido hacia los serios. No obstante, como afirma Nietzsche, “La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño”, se produce un redescubrimiento, volvemos a tener lo que un día perdimos u olvidamos, a la seriedad que se refiere Nietzsche es esa significación que le otorgamos a las cosas por más sencillas que sean, era un mundo entero que nos sorprendía cada día de niños y lo olvidamos al pasar los años, para empezar a interesarnos por otros asuntos, luego estas cosas que nos maravillaban antes, ahora las veremos como infantiles porque no tienen utilidad en nuestra actualidad. Por ejemplo de pequeños pensábamos en juguetes, el color de las hojas de los árboles, las formas que se hacían en las nubes, no nos interesaba el comer sino la hora de terminar para salir a jugar, cosas que un adulto vería infantiles por el hecho de no ser aplicables a la vida, el adulto pensará en códigos en vez de sentimientos, números en vez de colores, preguntarán ¿cuánto? en vez de ¿cómo?, ellos precisan de hechos que pueda contar, “…cuando uno les habla de un amigo nuevo nunca preguntan lo esencial. Nunca dicen: ¿Cómo es su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Colecciona mariposas? En cambio preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre? Sólo entonces creen conocerlo”.

Los adultos estarán siempre atrapados en su mundo de negocios, obligaciones y cantidades, pero si alcanzamos un grado muy elevado de madurez, llegaremos a percibir de nuevo como lo hacíamos de pequeños. De esta forma podremos llegar a ser como un Aviador, que fue quien logró llevar consigo su infancia a lo largo de su vida y nunca dejó de descubrir como un niño. Y así alcanzaremos a distinguir lo que disfrutamos, de lo útil. Deplorablemente, el objetivo de esta sociedad está en crecer, los pensamientos pueriles siempre estarán fuera de lugar por el hecho de no ser inmediatamente productivos o de no servirnos. Sin embargo, como dice Antoine de Saint-Exupéry “Sólo los niños saben lo que buscan”.





jueves, 10 de enero de 2008

Uma menina e um garoto

Moravam juntos, comiam juntos, iam trabalhar juntos, banhavam-se juntos e até liam juntos um livro antes de irem dormir juntos e sempre ao mesmo tempo. Uma menina e um garoto eram tão felizes e estavam contentes de ter um ao outro. Um dia muito esquisito, o sol apareceu por o outro lado e os dois namorados começaram um dia diferente, o garoto acordou primeiro e a menina depois (sempre o faziam juntos e ao mesmo tempo), foram à cozinha e tomaram o café da manhã, mas não havia suficiente café assim que a menina tomou mas o garoto não, saíram de seu apartamento, um baixou pelas escadas e o outro pegou o elevador, quando chegaram ao carro se deram conta de que estava estragado, portanto decidiram pegar o ônibus mas estava muito cheio e só havia lugar para mais uma pessoa, de modo que a menina teve de ir de táxi e o garoto de ônibus. A menina chegou ao trabalho muito cedo, mas o garoto chegou muito tarde. Quando acabaram de trabalhar o garoto ficou batendo papo com uma amiga, mas a menina não fez papo com ninguém porque suas amigas não estavam. Saíram de seu trabalho e outra vez o ônibus estava muito cheio, o garoto pegou um táxi e a menina foi de ônibus. Chegaram para casa e foram dormir. Antes de se dormirem, o garoto fala com a menina: - Caro! Que dia tão raro... Não tomei meu café da manhã... -


Um conto para meus fãs luso-falantes e também por minha adoração a sua língua.